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El caso es que, desde que mi perfil campa a sus anchas por la red, los cumpleaños son distintos.

Hoy (el día que escribo esto) es mi cumple. La edad de JC, para ser exactos. Diga treinta y tres. Recuerdo antes (al menos antes de los 30) que uno cumplía años y, claro, recibía llamadas de familiares y amigos a cascoporro. Era un día molón en el que ego y regalos iban en aumento hasta que llegaba la media noche y todo se desvanecía.

Entonces llegó LA RED SOCIAL, el Facebook. Ese muro de las perversiones en el que exponemos nuestras mejores fotos como si fueran casuales e improvisadas, y no fruto de una sesuda selección. Ese onanista ojo que todo lo ve y que satisface nuestras escondidas aspiraciones a voyeur de pacotilla. El caso es que, desde que mi perfil campa a sus anchas por la red, los cumpleaños son distintos. Antes había que o dar la cara o, al menos, gastarse alguna perra en una llamada o un miserable SMS. Ahora nada. Basta pasar por el falso muro y soltar un “Felicidades”. Ale, qué fácil. Hay gente que no veo hace años pero, vaya, me lleva felicitando el aniversario, religiosa y puntualmente, desde hace tres. También es mi culpa, todo hay que decirlo, por disponer de 1.512 cuando en mi fiesta no superaría las 20 personas.

Pero seamos sinceros, miremos el lado positivo. Y lo que chana estar todo el día atendiendo avisos de móvil porque otro ciberamigo ha mordido el anzuelo y te recuerda lo maravilloso que eres. Todo el día llevo incrementando mi autoestima. “Guapo”, “eres único”, “no cambies”, “ganas de verte”, “que sean muchos más”, “grande”, “crack”, “te quiero”… Por supuesto; si ya os lo decía yo el resto del año: soy así. Ahora lo dicen 1512 perfiles que saben bien de lo que hablan. Yo también os quiero.

Y luego, además, y aquí quería llegar, está la felicitación sonora. Algunos de los amables manifestantes tienen el detalle de adornar el momento con una canción acorde con la situación. Aunque hay otros, normalmente el canal que se lleva la palma es Youtube. Y claro, uno espera que sus amigos, por muy cibernéticos que sean, le conozcan y le llenen los oídos de sonidos que complazcan sus necesidades. En mi caso, que además me dedico a esto, la cosa se pone interesante. Vamos a escuchar juntos algunos de los temas que me han ofrendado:

 

Pues no ha estado mal. Alguna novedad, un poco de rock, también dosis de pop, que no falte una parida, la versión de turno, lagrimilla, baile, algo de alt-country, esa canción que siempre te acompañará… Agradable escucha. ¿No creen? Parece que sí me conocen.

Por cierto, que secos mis seguidores de Twitter. De los 708 followers que atesoro, no me ha felicitado ni uno. Definitivamente, para aumentar la autoestima ante la depresión de envejecer, es el Facebook es nuestra red social.