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Desde hoy y hasta el día de la plantà, las fallas irán trasladando las piezas desde el taller del artista fallero hasta sus demarcaciones

Castillos Valencia Con estos días de lluvia y frío no lo parece, pero la primavera se acerca. Y en Valencia, cuando el olor a pólvora empieza a inundar las calles, ya no queda duda, estamos en marzo, el mes más peinetero del año, ¡y con él llegan las fallas!

Ya empiezan los preparativos, ya se notan las ganas. Este fin de semana hemos disfrutado de las primeras mascletás, ¡cómo se echaban de menos! El ruido ensordecedor, que asusta pero emociona, los cristales de la plaza que parece que van a reventar pero nunca lo hacen, y ese temblor que entra por dentro, que hace que inconscientemente todos terminemos la mascletà con la boca abierta de pura emoción y asombro.

Desde hoy y hasta el día de la plantà, las fallas irán trasladando las piezas desde el taller del artista fallero hasta sus demarcaciones y, dentro de muy pocos días, empezarán a subir los remates. También cada barrio empieza a montar su carpa, donde se juega, se baila, se ríe y donde la diversión está asegurada.

Es un año difícil para todos y por supuesto también para los falleros, que debemos ser consecuentes y responsables. Pero no nos dejemos amargar por los problemas, tenemos que ser capaces de desconectar de todo lo negativo, olvidarnos por un ratito de los problemas cotidianos, de la crisis… Y con ayuda del espíritu fallero, el día 19 quemar todos los males y los problemas sociales criticados y satirizados en los monumentos falleros.

Hablar de fallas no es hablar de una fiesta cualquiera, es hablar de nuestra cultura y de nuestra identidad, es también hablar de emociones. Algunas se pueden explicar y otras no.

Porque esos días pasan como si no lo hicieran, y hay que ser fallero para entender el ansia de más y más ruido viendo la mascletà, la curiosa satisfacción de estar afónico el día 19, la sensación de libertad al quitarse el moño y las peinetas, o el gusanillo que entra por el cuerpo el día de la plantà.

Y desde aquí, nosotras, vamos a intentar explicaros lo inexplicable, haceros llegar nuestras sensaciones para que todos, falleros y no falleros, valencianos y turistas, disfrutemos de la fiesta en la calle, visitando fallas, sorprendiéndonos y riéndonos con ellas, bailando con las orquestas, tirando petardos y comiendo buñuelos. Aprovechando cada minuto del día y de la noche.

Disfruta… Que ya dormiremos el día 20.