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Al parecer, a Jr. -profesional en otras materias alejadas del mundo sonoro- le había surgido la necesidad de escribir canciones en una hoja en blanco.

JUNIOR_sunday bluesLo tenía que dejar para un domingo. No podía ser otro día de la semana. Ya no solo por el propio título del álbum (Sunday Blues), sino por la tranquilidad que el séptimo día ofrenda, a todas luces necesaria para escribir esta historia. Y esa es otra: lo que debería ser la crítica de un disco encierra detrás una bonita historia.

Como cada año (y ya van cuatro) el jurado del Concurso Vinilo Valencia ejerció sus votaciones dilucidando los 6 grupos que tendrían que defender, en directo y sobre el escenario de la Sala Wah Wah, sus canciones con el objetivo de alcanzar la final y, en última instancia, el primer puesto.

Entre las formaciones que llegaron a semifinales se colaron algunas que ya destacaban y pululaban por la escena verbigracia Nanga Parbat,Dreamy Eyes o Elíal. Pero, y como afortunadamente ocurre siempre, también se manifestaron dos inéditas sorpresas Johnny B.

Zero (a la postre ganador) y Jr. Eagle & The Mother of The Beatiful Love, protagonista de este artículo. “Super Snobs” era un single que ya desde su espectacular comienzo se había ganado el voto de todo el jurado. Guitarras, bajo, percusión, coros y teclados sonaban con ínfulas de producción importante. Se trataba de un medio tiempo adictivo y elegante de querencia anglosajona. O había gato encerrado, o estábamos ante un potencial vencedor.

Entonces sonó un teléfono y la cosa sucedió más o menos así:

– Jr.: “Hola, soy Jr. Eagler, uno de los semifinalistas”.

– Quique: “Enhorabuena. ¿Qué día te viene bien actuar en Wah Wah?”.

– Jr.: “De eso te quería hablar: la cuestión es que no soy un semifinalista al uso”.

– Quique: “¿Y cómo es eso?”.

– Jr.: “Para empezar quizá sea algo más adulto de lo que vosotros estáis buscando con este

concurso”.

– Quique: “La edad es irrelevante, lo importante son las canciones”.

– Jr.: “Ése es el otro problema: no soy músico, nunca he dado un concierto y no podré defender las canciones sobre un escenario”.

Así es. ¿Qué cómo se come eso? Os cuento.

Al parecer, a Jr. -profesional en otras materias alejadas del mundo sonoro- le había surgido la necesidad de escribir canciones en una hoja en blanco. Algunos amigos músicos le animaron y secundaron a la hora de grabarlas y él, valiente, decidió registrarlas. Sin ningún tipo de esperanzas, y casi por casualidad, las envió al concurso pensando que no estaría mal que gente entendida les diera un tiento. Su gran alegría al saberse semifinalista, se tornó en temor al carecer de banda y seguridad en escena.

Con toda la amabilidad y agradecimiento del mundo (y no sin varios intentos infructuosos de poder realizar el concierto) Jr. tuvo que declinar la oportunidad y ceder su lugar a la banda que  ocupaba el siguiente escalón del jurado, en este caso Luna y Panorama de los Insectos. Ese tipo interesante y extraño, no dejó de asistir con gusto (y algo de envidia sana al imaginarse encima de las tablas) a ninguna de las semifinales, un hecho que le honra. Un gentleman.

Pero claro, fluidos conversadores como somos ambos (y más si los temas rondan la cosa musical) descubrí en Jr. a un exquisito degustador sonoro y, además, un asiduo seguidor de redaccionatomica.com. Tras algunas conversaciones telefónicas, y encuentros en conciertos varios, decidimos compartir mesa y mantel para seguir charlando de música. Fue, no es casual, antes de un inolvidable concierto de Dominique A. Allí me sorprendió con una copia de su primer álbum, Sunday Blues, dejando a las claras que no se había agotado su inspiración. El grupo había mutado en su nombre, por cierto, y ahora se rebautizaba como Jr. Eagler & The Big Ones.

Para la grabación no escatimó. Grabado en noviembre de 2012 en Audiomatic Studio de Madrid por el reconocido productor y guitarrista Josu R. García, el álbum cuenta con la colaboración de profesionales (The Big Ones) como José “Niño” Bruno (batería), Laura Gómez Palma (contrabajo y bajo), Santi Comet (piano eléctrico Wurlitzer, Hammond, melódicas y teclados) y del propio Jose R. García (guitaras varias y valiosas). Me contó que se pasó allí unos días; que disfrutó como un enano del proceso. Sus ojos brillaban al evocar aquellas horas en el estudio.

Abre el disco con “At last I know”, corte de exquisito pop que se sustenta en elegantes teclados y agradables bocanadas de viento-metal. La canción que da nombre al trabajo, “Sunday Blues”, es un pausado y clásico blues para cantar con gozo al sol de cualquier domingo; teclados clásicos se apoyan en los escarceos de una guitarra eléctrica y un narrador que se siente feliz a pesar de haber perdido el amor. “Happy Man”, una deliciacountry; Jr. cabalga exultante hacia el condado de Texas a lomos del lap Steel. En “Change for mood” tuerce el gesto y se arropa de una imperial instrumentación que roza lo sinfónico y que bien podría caber el próximo disco de Last Shadow Puppets. En “Crying times” vuelve a jugar con rock al relente, ofreciendo esta vez lúcidas dosis de sonido fronterizo al estilo de los Calexico más reposados. Cierra con una canción sencilla de querencia country y pequeños quejíos de blues cuyos coros en blanco y negro te dejan con una sonrisa en la boca. Perfecto estado para comenzar una nueva semana.

Pues esta es la historia. Ahora solo cabe esperar que este happy man nos anuncie que lo va a hacer; que se va a subir a un escenario.

*Si quieren saber más acerca del protagonista de la historia pueden encontrarlo su Facebook.