Tras años de oscuridad tapados por mármol y madera los frescos de la Catedral salieron a la luz para asombro de los valencianos.

El 21 de mayo de 1462 una bengala prendió el retablo de madera y plata que adornaba el cielo de la Catedral de Valencia. Toda la decoración del ábside de la Catedral y las pinturas al fresco que decoraban la bóveda se perdieron.

Tras muchos fallidos intentos de restauración, el obispo de Valencia Don Rodrigo de Borja, futuro Papa Alejandro VI, quiso que la Catedral brillase en todo su esplendor, así que contrató a diversos pintores italianos para que se ocupasen del fresco.

Las pinturas se perdieron cuando se decidió restaurar el retablo de plata que adornaba el altar. Como se colocaron mármoles y adornos, éstos taparon las pinturas. La nueva obra era de estilo barroco y tras 7 años se terminó en 1682.

En 2004, la luz de las imágenes comenzó la obra de restauración del retablo. Al ir retirando las piezas, se descubrieron los frescos iniciales; 10 ángeles tocando instrumentos musicales que en la actualidad se encuentran visibles y restaurados y que son una joya de la pintura al fresco.